Allí, donde los suburbios de la periferia toman contacto con el Atlántico, donde los astilleros salpican desempleo y sus gradas apestan a veto naval, en ese escenario inactivo, es donde la clase política departe con su incapaz .
Se puede afirmar sin riesgo a equívocos que tras el auge o la decadencia de cualquier hábitat o asentamiento socio económico, no son las dinámicas territoriales ni los ritmos naturales de la economía, quienes imponen los factores de tendencia, sino, exclusivamente la intervención política, que dependiendo del grado de liderazgo del actuante, de su peso ejecutivo y nivel de destreza, tendrá garantizado el éxito o estará condenado al fracaso. Esto último, toma cuerpo de frecuencia cuando el paladín político resulta ser un pusilánime, que en ventaja de sus intereses decide darle cancha a sus ambiciones, aunque con ello, produzca un detrimento de los derechos colectivos de quienes le otorgaron su confianza.
Y allí, donde los suburbios de la periferia toman contacto con el Atlántico, donde los astilleros salpican desempleo y sus gradas apestan a veto naval, en ese escenario inactivo, es donde la clase política incapaz articular soluciones a los problemas esenciales, decide acogerse a la mística tomando devoción por el espíritu de campanario. Doctrina encaminada a la defensa de lo absurdo, cuando este, se prodiga en la reafirmación del localismo mas recalcitrante, aun cuando sus consecuencias deriven en perjuicio de la sensatez. Este enrevesado dogmatismo fue la clave de inspiración para tomar decisión por el desafortunado emplazamiento de la siempre inacabada infraestructura portuaria de la Ría de Ferrol.
Las excentricidades dogmáticas, reportan consecuencias deslavazadas y esto motiva que la mente de nuestros mandatarios se aquilate mas al diminuto estilo de Liliput, que al gigantismo de Rótterdam, y así, cuando el desarrollo del intermodalismo y la revolución tecnológica del contenedor ya marcaba las tendencias del transporte marítimo futuro; orientando la tipología y escala de los nuevos enclaves portuarios, por estas latitudes del noroeste, por no perder el hilo con la inconsecuencia y seguir manteniendo la hegemonía del disparate, los cautivos de la inutilidad, deciden consumar otra insensatez más , a través de una construcción portuaria de escaso porte, que además de alterar las corrientes naturales de la Ría, no disponía de vocación territorial de respaldo, soportando una orografía infame, además de ser notorias las limitaciones técnicas y financieras para la implantación de las imprescindibles infraestructuras de comunicación. Obviamente otra vez mas habíamos perdido la ruta del futuro pues el espíritu de campanario había impuesto su teoría.
Los escasos 300.000€ habilitados en los actuales Presupuestos Generales del Estado, para avanzar en la redacción del proyecto constructivo del ferrocarril hasta el emplazamiento de Caneliñas, no deja de ser una evasión del ejecutivo estatal para demorar en el tiempo la construcción de esta infraestructura forzada. Tras esta decisión se percibe una reconsideración sobre la conveniencia de su ejecución efectiva, por cuanto la costosa inversión del convoy no restará limitaciones a la operativa portuaria, ya que tan solo los grandes puertos de funcionalidad manifiesta, con especialización de alto rendimiento e instalaciones apropiadas para los movimientos masivos de carga, formarán parte de la red global del transporte marítimo y multimodal, y en el caso de referencia, además de las limitaciones citadas, el factor escala como su restricción expansiva apuntan a deducir que el puerto exterior de Ferrol está llamado a una especialización de segundo nivel, sujeta al tráfico cautivo local.
Resulta aventurado estimar cual será la dimensión máxima que alcanzará la los buques de nueva generación, lo que resulta estar lejos de toda duda es que la tendencia al gigantismo de los Post-Panamax, no se estancará a corto plazo y esta tendencia de las nueva configuración de flota, propicia, una reorganización del sector marítimo como base referente para establecer una red jerárquica de puertos para las líneas de servicios regulares, y huelga decir, que en el nuevo escenario, Caneliñas en Ferrol y Langosteira en A Coruña, quedarán excluidos de la prestación de servicios directos en este esquema de vanguardia.
De todos modos, Galicia tiene una situación estratégica para desempeñar una función relevante en el futuro del trasporte marítimo, Artabros, aquel puerto que no se quiso hacer, sigue siendo la alternativa, pues además de la favorable vocación marítimo-territorial de su emplazamiento, tiene como aliado, la suavidad de su orografía, la proximidad de las infraestructuras de comunicación terrestre , viaria - ferroviaria, y las condiciones optimas para garantizarse de partida su función como "hubs globales", es decir, como uno de los grandes puertos mundiales.
El primitivismo del espíritu de campanario, debe dar paso a la sensatez, hemos de aprender de los errores y aún con años de retraso estamos a tiempo de tomar partida por el futuro volcándonos, decididamente en la consumación de esta iniciativa incuestionable, que por su característica funcional, su condición de espacio integrado tiene garantizado su éxito en el contexto del ordenamiento marítimo mundial.
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