La grandeza de quien ostenta el poder ejecutivo, no radica en la dimensión de su talla, sino, en el positivismo moral que acompañe sus hechos.
Mantenerse al margen de militancia política o rechazar vínculos con el poder institucional, adjudica a los afines a esta corriente, una genuina omnipotencia ideológica, pero este atributo reservado a quienes no están sujetos a pactos de silencio ni a disciplina militante, si bien les otorga la ventaja de ejercer el libre pensamiento y les posibilita dar rienda suelta a su libertad de expresión, no es menos cierto, que tal cualidad, paradójicamente, tiene la oficialidad de lo clandestino.
de Cospedal...