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marzo 15, 2012

Con Noos o sin Noos Iñaki Urdangarín es un gran.....hombre de negocios

Por muy sucia que se imagine uno la política, siempre lo es mucho más.
-Antonio Gala-

Va aflorando, surgiendo, apareciendo la verdad, y ya es en un gran volumen y con toda pureza en lo que se refiere a la “conducta no ejemplar” del yerno del rey. Asquea leer que La Zarzuela no le impidió hacer negocios privados tal y como declaró el duque ante el magistrado, ni al parecer seguir utilizando su imagen para conseguir millonarios negocios de intermediación, como ya hacía en la época de Diego Torres. ¿Decía la verdad?, se pregunta uno. Sí que cabe creerle por lo que afecta a su esposa, ya que ésta es imposible ignorase utilizaba la imagen de la monarquía a los fines por él mismo declarados. En las tarjetas comerciales figuraba el matrimonio. Entonces viene a resultar que lo único que le impidió su suegro fue la continuación en Nóos, pero no con sus… “negocios”. Cabe pensar si dijo la verdad o miente, porque desde el rey al último cargo de la Casa Real sabe que la monarquía no está para el servicio que la tomó Iñaki Urdangarín. Ya es llegar al colmo de la desfachatez emplear como slogan la Corona para el propósito y consecución de lo que dice. ¿En qué ha convertido la monarquía? En un señuelo para su corrupción.

Ni un rey ni ningún miembro de la Familia Real puede dedicarse a los negocios, y tanto peor cuando por ellos se vende el alma al diablo –al menos Fausto se la vendió a cambio de juventud-, cuando están envueltos en cieno. Recuerdo hic et nunc, aquí y ahora, estos versos de Adelardo López de Ayala, en su comedia “El tanto por ciento”:

Vivirás en calma,
si llegas a comprender
que ese afán de enriquecer
el cuerpo a costa del alma,
es universal veneno
de la conciencia del hombre,
que nos tapa, con el nombre
de negocio, tanto cieno…
Codicia que nunca está
saciada, y siempre anhelante;
si en el hombre es repugnante,
en la mujer, ¿qué será?

Bueno, la infanta Cristina no está involucrada –nos quieren hacer creer con triquiñuelas-, y ella ni siquiera quiere darse por enterada. En lo que atañe a él, a su insaciable codicia, le importa un bledo el alma y la creencia religiosa. Puede no sentirla, es independiente de ser o no persona honesta. Sin fe o con ella es no ya persona de comportamiento “no ejemplar”, sino de lo más vituperable, un desaprensivo en el orden de la moralidad, ya condenado por la opinión pública como un auténtico caco. En el aspecto judicial, todavía presunto, mas aunque fuera absuelto de cuantos delitos se le imputan, impensable desafuero de la Justicia, aunque continúe siendo yerno “real” –en realidad y realeza- y aunque haya delitos prescritos -algo le alcanzara para ser condenado- es culpable.

Deja perplejo, desde luego, que todavía continúe perteneciendo a la Familia Real. Prometió don Juan Carlos la reducción de la Familia Real a los reyes, príncipes de Asturias e hijos de éstos, pero hubo de rectificar al día siguiente. ¿Cómo es posible que la Casa Real desconociera el decreto de 1981? Aún no se ha modificado, Urdangarín continúa en la Familia Real. ¿A qué se espera para su disgregación? Que no sea una manera indirecta de protegerle. Tampoco debió pisar La Zarzuela ni Marivent. Por lo que afecta a doña Sofía, no retratarse en Washington con él para los medios, y, por añadidura, emitir: Urdangarín es bueno, bueno, buenísimo. Coincido con Jiménez Losantos en que los reyes no están haciendo nada ingenioso ni coherente, si bien no ignoro que, absurda y contrariamente, no falta quien sostiene están sorteando hábilmente el conflicto que atraviesa la monarquía. Siempre existirá la opinión gratuita con base laudatoria, el hablar por mera simpatía.

Lo fundamental hubiera sido que el rey hubiese controlado a su yerno y a su hija, conforme su condición de monarca le obliga con la familia. Todo ha sido descontrolado por doquier. Tampoco la monarquía ha sido controlada; Juan Carlos I no es rey absolutista, según es notorio. Ahora ante la corrupción extendida sin límite, se pide que sea controlada esta familia con mayúscula; es incuestionable que de haber sido así se habría evitado lo del matrimonio Urdangarín- Borbón. No se encuentra exento ninguno de los dos partidos políticos que alternativamente se reparte el Gobierno de la nación, el haber incurrido en esta negligencia de obviar, rehuir, el control de la monarquía. Y ya es más que increíble que el rey no se enterase del vertiginoso enriquecimiento de su yerno e hija hasta el año 2006 y entonces en vez de meterles en vereda –hacerles devolver lo… considerado ilícito, y a él quitarle de todo negocio- se fue dejando pasar el tiempo y en 2008 le colocó en Telefónica en EE.UU. para ponerle/s a salvo, que no se diera a ver ni prosiguiera “negocios” en España, era muy peligroso y nunca desplegó con él fuerza moral. ¿Por qué ha sido tan débil el rey? Independientemente de lo rebelde que pueda ser, y consta que de hecho lo es, Urdangarín.

A don Juan Carlos le salió el tiro por la culata; por culpa de Jaume Matas afloró a conocimiento judicial los trinques de su yerno, se creó el “Caso Babel”. Todo estaba podrido –en este caso no en la Dinamarca de Shakespeare- en la isla de Mallorca, empezando por su presidente. El 9 de este mes apareció en “El País” un artículo, firmado Soledad Gallego Díaz, titulado “El control de la Monarquía”. De Matas escribe:

… está en libertad bajo fianza y se le acusa de malversación de caudales públicos (hasta en siete ocasiones), fraude a la Administración, prevaricación, cohecho, blanqueo de capitales, apropiación indebida, delito fiscal, delito editorial y falsedad documental. […] Fue presidente de la comunidad de Baleares, ministro de Medio Ambiente y, nuevamente, presidente autonómico, con mayoría absoluta, siempre en las filas del Partido Popular, que no detectó el menor problema hasta que un juez comenzó a investigar en 2008. El señor Matas ocupó todos esos cargos, según las acusaciones ya formuladas aunque todavía no sentenciadas, mientras mentía, defraudaba, malversaba y robaba, y nadie en su propio partido o en su entorno político fue capaz de denunciarle.

Aquí ha debido la articulista consignar que, por el contrario de denunciarle, Aznar se dedicaba a elogiarle contra todo rumor adverso y lo efectuó hasta última hora, teniendo que dejar de hacerlo al ver a su correligionario en manos de un juez. También ha debido consignar que existe el “Refrendo de los actos del Rey”, lo que implica control por el Presidente del Gobierno e incluso ministros. Se abstuvieron. Lo contempla el artículo 64 de la Constitución.

La corrupción –dice Antonio Gala- no es siempre de dinero; a veces implica privilegios, sobornos morales o reciprocidades. Vemos hasta qué punto practica el rey con sus hijas y yernos privilegios, por si no tuvieran bastantes concedidos por la ciudadanía. E igualmente algunos políticos, partiendo, además, de la base de que lo son ellos per se, por sí mismo. Y, no obstante, el Código condena el tráfico de influencias, mientras, por otra parte, la Carta Magna dice en su artículo 14: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. ¡Ja, ja, ja! Lo que se da alguna vez que otra es la ley del embudo, y se está dando de plano con no haber sido imputada la infanta Cristina de Borbón, por lo que ahora el abogado de Diego Torres solicita al juez Castro que se exculpe a la mujer de su cliente y se basa en la misma argumentación con que dicho instructor de la causa penal excluye la imputación de la mujer de Urdangarín. Ya no hablemos del privilegio de este individuo frente a Matas, que también huyó y se colocó en EE.UU. A éste ipso facto se le inmovilizó, retirada del Pasaporte y adiós el empleo. Urdangarín ha vuelto a Washington y a la Telefónica. Veremos si se va nivelando la balanza de la justicia, de momento la sociedad se halla bastante indignada viendo desnivel.

Retomando el tema del imprescindible control del Gobierno, me solidarizo con estos razonamientos en forma interrogativa del aludido artículo periodístico de Soledad Gallego: … ¿cómo es posible que los Gobiernos de turno no fueran conscientes de lo que estaba ocurriendo? Si no tuvieron noticias de las andanzas de Urdangarín, malo, porque era su obligación estar al corriente de los hechos de la monarquía. Y si tuvieron noticia, ¿cómo es posible que no tomaran inmediatamente cartas en el asunto? Y nos podemos preguntar y dolernos todos de este cerrar de ojos en general.

Por: MANUEL LÓPEZ PERALTA

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástico criticar a la familia real de una vez por todas y poner las cosas claras y decir que no somos tan estúpidos como quieren hacernos creer algunos politicastros y otras organizaciones que se creen importantes, es un cinismo tremendo el creer que le ley es igual para todos, si acaso para todos los que son poderosos y tienen dinero... !se salvan de la cárcel y de devolver el dinero casi todos ellos!

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