No es violencia, aplicar medios violentos materialmente, la subversión. Subversión, señores del Gobierno, es que el ciudadano emita opinión, a lo cual, como es notorio, le autoriza, como no puede ser por menos, la Constitución , que en el correspondiente artículo dice literalmente: Se reconocen y protegen los derechos a exponer y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. (Un vídeo, por ejemplo). Se puede, obviamente, hablar de política y de todo lo humano y lo divino. Por otra parte, a nadie se le puede vetar la defensa de sus intereses, de su persona en suma. Subversión es subvertir, o sea, trastornar, revolver, destruir, especialmente en lo moral (DAE), y bueno es efectuarlo cuando es contra palabras y hechos injustos y perjudiciales. Es indubitable que hay que rebelarse, oponer resistencia, contra el abuso y la injusticia, proceda de quien proceda. Dicho sea mediante la dialéctica, imponer mediante ella la fuerza de la razón. La razón de la fuerza es repulsiva, aunque más de una vez se haya empleado en la Historia , ya triunfando la razón, ya triunfando la injusticia.
¿Es que no se puede proceder en legítima defensa? ¿Es que el ciudadano no tiene voz –sólo voto cada cuatro años, y luego no encuentra lo que votó- para poder defenderse de lo que encuentra erróneo y/o perjudicial. No es demasía la crítica política, y la sociedad civil no incurre, por tanto, en insolencia, desafuero, al quejarse de lo injusto. Entre los fueros está el fuero de la conciencia, que el diccionario define como libertad de la conciencia para aprobar las buenas obras y reprochar las malas. ¡Si se nos quiere quitar hasta la libertad de conciencia! Tampoco se confunda libertad con libertinaje, no se quiera calificar de libertinaje lo que es libertad a fin de anular ésta, dar el revés a los hechos, a las situaciones, es una estrategia un tanto de abogado, un tanto de político. Por ello hay que saber defender la verdad, ya se dice que no basta tener razón, hay que saber defenderla. ¿Violencia por parte de la sociedad civil? No, más bien ésta tiene que ocupar el lugar que le pertenece, no ha de estar plenamente supeditada a los políticos, no estamos en época de los zares cuando León Tolstoi escribía: El Gobierno es una asociación de hombres que ejercen violencia sobre todos los demás.
Hay que situar las cosas en su centro; centrar en la 7ª acepción del DAE es proporcionar un estado de equilibrio y seguridad. Esto es la razón principal de todo régimen político, de todo Gobierno, lo contrario es desgobierno. No puede hacer cada uno lo que le dé la gana, incluido un presidente, ministros y el mismísimo jefe del Estado; entonces surge anarquía, desconcierto, barullo, es actuar con incoherencia. E incoherencia es falta de lógica. ¿Es lógico que un ciudadano no pueda disponer a su plena voluntad del dinero que tiene en el Banco sin gravitar sobre él acción judicial alguna? Es algo de que la ciudadanía ya ha elevado el grito al cielo, y yo no he dejado de hacerlo; por ello hic et nunc, aquí y ahora, paso a hacer referencia a una incongruencia, y ésta cometida no por parte de tal o cual ministro sino por el monarca quien por ser irresponsable ante la ley parecer ser haberse creído lo es de modo radical. No ha de entenderlo así él ni el Gobierno; no es tabú en la primera acepción de este término: Condición de las personas, instituciones y cosas a las que no es lícito censurar ni mencionar. Si estaba equivocado, o simulaba estarlo, en los días de su última hospitalización ha recibido la lección de que tan necesitado estaba. Ignoraba o afectaba ignorar que no estamos en la Edad Media.
Vamos a ver si se van poniendo conductas en orden, que según esta locución verbal implica reducción a método y regla, quitando y enmendado la imperfección o los abusos que se han introducido o la confusión y desconcierto que se padece. De falta de sentido de lógica, así como corruptelas y corrupción con cierta permisividad de los políticos de los partidos que se han turnado en el Gobierno, se halla harta la sociedad, máxime en la actualidad cuando en vía de ruina inminente se ha llegado a una situación de ruina real. Y para INRI ha coadyuvado -batiendo récord- la realeza en la persona del yerno del rey y cuestionable la infanta Cristina. Coincidiendo con el safari de don Juan Carlos ha presentado pruebas el ex socio del matrimonio Urdangarín-de Borbón de que los negocios que hacían no solamente eran conocido por la infanta y el rey sino que apoyados, respaldados, por ambos. ¡Y el juez que no quería involucrar en el proceso a la infanta, ni a la Casa Real , se ve ahora con esta papeleta! Podía serle fatal al matrimonio la declaración de Diego Torres el 22 de mayo, y ha resultado que ha empezado a serlo a poco más de un mes de llegar esta fecha, no ya para Urdangarín –esto ya se daba por descontado desde que Torres solicitó declarar-, también su esposa infanta y para el padre de ésta. Como sabemos, algún partido manifestó que, según el resultado de la sentencia, podía responsabilizar al rey de estar enterado de… la actividad del yerno y, por el contrario de actuar cómo debió, procedió a ponerle a salvo.
Por si levantó poca indignación el sorprendente y sorpresivo viaje del rey al sur de África, cuando hay multitud de ciudadanos que no tienen ni para el billete del Metro, surgen simultáneamente los mails en cuestión. A ambos hechos hay que agregar lo ocurrido con el nieto, que también se ha reunido en la semana negra para la Familia Real , sumándose también la “visita de médico” que ha hecho la reina al marido tras su regreso de Grecia, viaje que no ha adelantado como en condiciones normales era de rigor, porque estas condiciones no existen desde ha treinta y seis años. Viven instalados en la mentira, la hipocresía y la prepotencia de monarquía medieval. Muchos, en fin, son los sumandos que revelan conductas no ejemplares. Ya cité este aserto del político estadounidense Thomas Jefferson: No hay un rey que, teniendo fuerza suficiente, no esté siempre dispuesto a convertirse en absoluto. Aparentemente en tal convirtieron los políticos a don Juan Carlos de Borbón y Borbón. Y también la prensa. Siendo así que al Gobierno correspondía ejercer un papel sobre la monarquía y otro a los medios de comunicación. Estos hicieron un convenio tácito de informar sólo de los actos oficiales y de aquello que resultara halagüeño a la Casa Real. Ello creció a ésta contra la ciudadanía. Eso de que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado –artículo 1, punto 2- no se lo han creído algunos de la Casa , informando tarde, mal o nunca. El más modesto asalariado se creía ciudadano superior, un mismo escolta. Hemos podido apreciarlo cuando alguna empleada acudió a algún programa de televisión. Claro con la pretensión de la Corona de formar aparte de las Administraciones del Estado, y nada de transparencia para ella Ahora han tenido que deponer humos.
Tras descubrirse el affaire Urdangarín ha caído el rey en picado, no obstante aún el PSOE y el PP le tributaron en su aparición en las Cortes una estruendosa ovación que la sociedad no comprendió y nada dijo a favor de ambos partidos, más bien lleva a pensar con Antonio Gala que el descrédito se les supone a los políticos como el valor a los soldados. Al escándalo del yerno del rey se une formando un binomio aterrorizador la crisis económica, y este ha sido el fulminante que ha volado el polvorín, en cuanto a situación que por su conflictividad puede estallar en cualquier momento. Ya no han sido los “Indignados” demandando justicia social, honestidad política, no ser tratados como mercancías, han sido los mismos políticos, los que ovacionaban ayer al rey los que han recriminado a éste junto con la sociedad entera. Ya era hora de que recibiera un aviso, e igualmente de que fuera dado de baja como presidente de la organización WWF. Supongamos que ya deja de emular a Tartarín de Tarascón, protagonista de la novela de Alfonso Daudet, superándole desde luego, pero que llegue a modificar su conducta en otras facetas sería mucho suponer. Lo de la caza mayor lo ha prometido, pero lo demás… Se ha equivocado en lo de la caza y no volverá a ocurrir; ahora bien, se ha equivocado en tantas cosas…
Al salir a la luz pública lo de su yerno dijo que “cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o la ética es natural que la sociedad reaccione”. Ahora le ha tocado experimentarlo; su conducta ha estado a sideral distancia de la ética ¿Servirá en lo sucesivo para que se cumpla a rajatabla el artículo 64 de la Constitución , que transcribiré para el que no la tenga a mano: 1. Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno, y, en su caso, por los Ministros competentes. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobierno, y la disolución prevista en el artículo 99, serán refrendados por el Presidente del Congreso. / 2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden. Ergo el monarca no puede hacer lo que le dé la real gana por muy real que sea, otra cosa es que hasta aquí lo haya hecho debido a lo que ya queda dicho: indebida permisividad, excesiva tolerancia. Pero ha tenido que pasar por las horcas caudinas, caso insólito, por no decir rara avis, en los de su “oficio”. El pueblo está muy dolido del distanciamiento que ha venido adoptando la monarquía y ya es el colmo del mismo que ahora con tanta penuria, con una economía en riesgo, continúe la Familia Real con sus viajes de lujo vacaciones y otros costosos placeres.
Ha dicho don Juan Carlos que “la justicia es igual para todos” (debió añadir, “excepción de mí”) y que “las conductas censurables deben ser sancionadas. Me preocupa enormemente [pues si no llega a preocuparle…] la desconfianza que parece extenderse en algunos sectores de la opinión pública [pues ahora ha sido en todos] respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor [que él deje a la Justicia actuar con rigor y que sea igual para todos es lo que hace falta], seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber e observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar2. Lo entiende bien, pero ¿acaso es el comportamiento que siempre observó y que sólo ahora quebrantó con su real gana de matar –en ello debió, pero no, quedar traumatizado cuando jugando mató a su hermano Alfonso de un tiro en la cara- en el reciente safari, practicado únicamente en esta ocasión que se rompió la cadera? Yo pregunto. Diego Torres y su abogado no le creen de conducta ejemplar. Anasagasti y otros, tampoco. Pero él predica ejemplaridad; si no predica con el ejemplo, le cae como anillo al dedo este aserto de Séneca: Hay que obedecer lo que obedecer lo que predican los filósofos y no seguir lo que hacen.
¿Qué pasará ahora con los mails que revelan la cooperación que tuvieron en los… “negocios” de Urdangarín la infanta y el rey? Es pregunta que repito, que frecuentemente hemos de hacernos. De doña Cristina sobraban indicios, de su padre sólo el hecho de enviarles a EE.UU. cuando es opinión unánime que debió denunciar a su yerno. A esto no ha dejado Peces Barba de exteriorizar lo duro que es denunciar a una hija. Duro pero tratándose del rey ha de privar su puesto de tal sobre lo paternal. Si los Tribunales de Justicia pueden actuar, aunque este rey no puede ser sentado en el banquillo, se produciría su destronamiento. Y como con su abuelo paterno pronunciara en su famoso artículo en el diario “El Sol” Ortega y Gasset: Delenda est monarchia, hay que destruir la monarquía. Destruida estaba.
Por: MANUEL LÓPEZ PERALTA
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