La boda del principe Guillermo con no se quién, creo que Kate, me hace recordar a las bodas de la Edad Media, y a ¡que el pueblo se divierta que su rey se casa!.
Empieza el diario el Pais en la página dedicada a la boda real británica con un recordatorio a Walter Bagehot, por lo visto gran constitucionalista británico del siglo XIX, que dijo que el poder de la monarquía se basa en el misterio y que cuando la luz se derrama sobre la institución "el hechizo se rompe".
Tengo que disentir de Walter Bagehot, quizás en el S-´XIX el hombre llevaba algo de razón y la boda real de Guillermo en los británicos de entonces hubiera sido un gran acontencimiento, pero pienso que hoy por hoy el poder de la monarquia no se basa en el misterio, sino más bien en la estupidez de los ciudadadanos, las monarquias se mantienen y viven de la estupidez de los ciudadanos. La realeza y todo lo que conlleva, las dádivas, el ser rey, porque así lo fué el abuelo, del abuelo, de tu abuelo, no es una situación que compagine con la democracia, ni con los ideales modernos, ni con el mundo globalizado. El título de rey como el de conde o el de marqué, deberian ser titulos postumos y en vida que trabajen, que curren como cualquier hijo de vecino y que se busque la vida como todos nos la buscamos.
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