Añadido al impacto que provoca el traumático cambio de ciclo socio económico que estamos soportando, para mayor quebranto, nuestro país está sometido a una extorsión financiera cuya autoría promueven los mas destacados socios de la Unión, quien, enmascarados tras la cara oculta de Europa, toman ventajas, protegiendo sus intereses en perjuicio de nuestra solvencia como Estado.
Desde que en el 2008, la crisis larvada despertara de letargo de su etapa de incubación, la deuda soberana española no hizo más que crecer, pero con todo, su porcentual está cifrado en el 59% de PIB, inferior substancialmente de los índices soportados por los países del núcleo duro de la eurozona, representados por Alemania , Francia y Reino Unido, que responden respectivamente del 83%, 82% y 80% de su PIB. El comparativo de tal contraste, en primer término nos coloca en la disyuntiva de conocer el motivo del acoso a la deuda española, como también saber la causa de la curiosa coincidencia por la que los hostigadores mas feroces, resulten ser esos mismos socios de la élite jerárquica de la Unión.
El triunvirato de intereses Merkel, Sarkozy y Cameron, ocultos tras la confusa máscara de los mercados no pueden despistar su intervención protagonista, pues los hechos les delatan como los artífices verdaderos de la ofensiva de acoso sobre la deuda española, y así, en una pertinaz maniobra, presionan al ejecutivo del Estado para que la Administración del país responda no tan solo del 16,8% que representa la deuda soberana sobre el total del endeudamiento, sino que le fuerzan a extender garantías y avales estatales para responder por el 83,2% restante, o lo que es lo mismo, sobre el total de la deuda privada.
El motivo de esa maniobra conjunta forzando la fusión de la deuda publica con la privada y el establecimiento de garantía sobre el conjunto de ambas, no atiende a una presión de los mercados en término abstracto, la cosa es mucho mas concreta. Resulta que en plena euforia de la construcción, el sector financiero alemán como el francés incluso el británico, se encargaron de inflar la burbuja inmobiliaria española colocando en el mercado créditos baratos a disposición del gremio, ya fuera vía directa con préstamos al sector, o indirectamente a través de prestamos a bancos españoles, y esta práctica mas excedida que calibrada provocó un sobreendeudamiento del sector del ladrillo, que actualmente por factores de atomización se encuentra devaluado proyectando un alto riesgo de impago.
Ese peligro, motiva, que estas financieras foráneas influyan en su respectiva clase política (gobiernos), quienes a pesar de tratarse de operaciones privadas no tienen reparo en intervenir como acreedores potenciales exigiendo del Gobierno español la aplicación de medidas excepcionales de saneamiento excedido de las finanzas públicas, con la finalidad descarada, que responda de la deuda privada en el supuesto de que no sea satisfecha y tenga que salir en rescate de los impagos de las entidades deudoras.
Es decir, la economía española está siendo víctima de una extorsión financiera promovida paradójicamente por los mas astutos socios de la Unión con el agravante de tolerancia que mantienen nuestra clase política, llegando al anacronismo que el suplemento de la recaudación generada por la última reforma fiscal será absorbida básicamente por el más que seguro pago de la deuda privada, es decir, que con la política de priorización del pago de la deuda sobre el gasto social, los contribuyentes españoles con sus impuestos se verán obligados a sufragar la negligencias del sector financiero de los países en liza, que agrupados, poseen el 59% deuda externa neta española, cuya equivalencia acumulada ronda los (1,2 billones de euros), y tal dependencia pondrá en jaque el futuro de la economía española.
Para salir de la crisis de forma apropiada, como paso previo, es obligado tomar realidad conceptual la deuda disgregando la pública de la privada, para una vez readjudicada pertenencia y realizada expurga de carga ilegítima, asumir en exclusiva la deuda soberana como única competencia del Estado, derivando al marco de pertenencia la componente del débito privado, y por supuesto cancelando las cargas tributarias adicionales de reciente aprobación a fin de no ahogar los niveles de gasto de las familias y no perturbar la estabilidad financiera de las empresas.
Medidas que habrán de ampliarse con un plan de reordenación y diversificación de los sectores productivos, para reequilibrar el denostado tejido empresarial, y con ello, frenar la caída de actividad a través de la apertura de nuevos nichos de mercado alternativos que además de ampliar la variación sectorial, hagan fluir el empleo.
Complementariamente, acompañar el continuo rescate de la banca privada con la intervención y gestión directa de las entidades por parte del estado, pues queda probado que la salvación del sistema financiero, no puede consistir en poner fondos públicos en manos privadas, habiendo de reforzar esta medida de acción fiscalizadora con la conversión en banca pública del Instituto de Crédito Oficial, como plataforma crediticia en apoyo de la economía real.
El gobierno no puede mantener la tónica actual y someterse a la extorsión de los mercados, y mucho menos dejarse ningunear por sus homónimos europeos, asumiendo lo inadmisible, a costa de degradar el estado social y depreciar la democracia.
Xosemanuel Galdo-Fonte
enero 24, 2012
Equilibrio en el vacío
22:00
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